martes, octubre 14, 2003

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Todos los días me levanto con las ganas más grandes por mejorar mi nivel de vida y ayudar a los demás. Y eso, implica desde estar atento a mi salud como en la forma en la que me desarrollo en lo profesional, mental y espiritualmente. Eso en conjunto, puede resultar medio difícil de hacer, pero creo que en las condiciones por las que me encuentro, estoy demasiado bien para ser infeliz (en comparación a los otros millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza). Lo que sí, es que vivo ante muchas presiones, sobre todo, las limitaciones económicas son las que siempre dictan nuestras posibilidades limitadas. Ahora en nuestro país, no puedo concebir, cómo un informe de gobierno (municipal, estatal y nacional) da y menciona tantas cifras y datos de mejoras, inversiones, importaciones, exportaciones y muchísimo blablabla, que cuando lo dice el presidente Fox o Estrada Cajigal (otro cacique, gobernador morelense) les suena bien, porque le echan ganas a sus discursos, hasta eso, son buenos oradores, pero malos gobernantes. En la vida real, todo su numerito y show político, se les cae a simple vista. ¿Para ellos, la realidad es otra?
Yo lo que sugiero, no sólo es pensar en qué tan jodido está nuestro país en todos los aspectos que podamos mencionar, si no ver qué podemos hacer para cambiar todo el negro panorama. Algo que me impresionó y me hizo sentir bien, fue lo que una amiga (asistente a la convención contra la OMC en Cancún 2003) me dijo. Ella afirma que a la convención, llegaron todo tipo de personalidades y personajes, desde los más radicales que rompían vidrios y hasta les aventaban heces a los policías, hasta los indígenas más pobres de muchas regiones no sólo de México, sino de otros países. Para ello, lo que impacta, no fueron esos vándalos que se escudan bajo la protesta, sino aquellos trabajadores, hombres del campo, que están preocupados por sus parcelas y que están viendo la forma y los modos para salir adelante (sin el apoyo de nadie). ¿Cómo es posible, que Fox invite a poner tu "changarrito", cuando enfrente te pone un Costco o una Comercial Mexicana? Ese sí es un buen chiste de Condorito (¡Plop!).
Hay algo que entiendo por completo, es que muchos países subsidien a sus campesinos, caso, que en México no estaría nada mal. Pero no me refiero a que los campesinos esperen frente a la puerta de su casa, con los brazos abiertos, los granos y las herramientas para sembrar. Lo que sí, es que se den soluciones, tanto las organizaciones de indígenas, como los campesinos, productores y el gobierno, no sólo se sienten a dialogar, sino que se respeten a sí mismos, además de generar tratados mutuos y justos (no como el TLC), espacios y acuerdos donde todos aprendan, donde todos salgan beneficiados y sobre todo, hagan algo que se les ha olvidado por completo, invertir en el llamado “desarrollo sostenible”. No es posible, que se compren maquinarias sin saber de las malas consecuencias que tendrán en un futuro. Sobre todo, también hay que concientizar a la población, de creer en sus costumbres alimenticias, no es posible que la gente consuma sopas instantáneas, que son una broma, son una ficción de lo que es la comida. Las máquinas de ahora, podrán darnos más semillas en el corto plazo, pero en el largo plazo, contaminan el aire y la tierra. La comida transgénica, podrá ahorrar tiempo y eficiencia, pero al largo plazo no tendremos los nutrientes adecuados.
Así que por favor, pónganse bien truchas y reaccionen, porque el caso de la mejora del campo y la alimentación, no sólo está en dar apoyos y cerrar la agenda con firmas tontas, es estar consciente de que día a día, se necesita tanta inducción, educación, revisión, convicción, capacitación, mantenimiento y soporte a todo lo referente con el campo y la nutrición. Y en eso, no sólo se puede aplicar al campo, en materia de pesca estamos igual, en materia de producción de víveres, alimentos y máquinas también (nuestro gobierno y nuestros empresarios, hacen de las suyas).
El meollo del asunto es fácil de entender. Sabemos que somos un país que le ha costado harto trabajo ganarse a pulso, una mejora en su economía, además de una mejora en la forma de vida. No hemos llegado a mejorarla por completo, porque siguen habiendo desigualdades sociales que se enfrentan todos los días entre los altos mandos y los bajos mandos. Algo que en lo personal, me resulta patético y maléfico (las mafias ricas y las pobres). A su vez, es difícil comprender que tras tantos años de revoluciones e independencias, robos de territorio, guerrillas, caciquismo, catolicismo y demás luchas culturales-sociales-políticas que hemos sufrido, nuestro país no sea una potencia, o al menos, que sea un país saludable en todos esos aspectos. Lo que no concibo, es cómo, a pesar del paso de los años y de las tantas generaciones de ricos y pobres que han vivido esta miserable vida mexicana, no sean capaces de amarrarse los pantalones y hacer las cosas bien, de la forma más ordenada posible, con la legalidad más democrática y sobre todo, el amor a la vida. Porque eso sí, aunque amor es completamente radical a la política, creo que sí es necesario, que un buen político sepa amar. Y no sólo eso, hay que aprender a ganarse el respeto de las personas, los políticos se hacen los que no sienten, los que saben todo, los que controlan el país. Lo que me hace dudar de sus escrúpulos y capacidades, sobre todo cuando se les intenta sobornar hacia un cambio por el bien del país, siempre salen con respuestas de tipo demagogas, aludiendo al bienestar, pero sólo de los empresarios, de los impuestos que ganan, de la legalidad de la constitución más violada del mundo, además de tanto verbo mal conjugado que nos abruman con tantas mentiras que salen de sus bocas y mentes. A esto, todo este pensamiento que me surge, es lo que día a día, muchos mexicanos nos levantamos, con la misma idea de cambiar. Pero por favor, señores políticos y no políticos, no se enclaustren en las propias ideas de sus partidos, en ideologías de supremacía o en las ideas de sus consejeros financieros. El país no sólo necesita atención, necesita reparación, educación, justicia, respeto, honestidad, claridad, sinceridad, legalidad, democracia, pero sobre todo, conjunción, algo que se les ha olvidado a todos. Les juro, que hasta el más terco diputado, si se le convence de lo que debe hacer bien, estoy seguro que será capaz de integrarse a la conjunción que nos hace falta en el país, para tener todo el derecho de decir que vivimos en los Estados Unidos Mexicanos. De lo contrario, desde fuera del mundo, nos seguirán viendo como el país rico en flora y fauna, con riquezas invaluables en lo cultural y artístico (desde lo prehispánico hasta lo más contemporáneo), con manifestaciones culturales y gastronómicas exquisitas, pero con una política deplorable, injusta y ciega que vive a la rastra de lo que dicta (como la dictadura esa, llamada PRI) una sola persona o un solo bloque de empresarios, en contra de millones de mexicanos. Ojalá no, ojalá no sigamos así. Brincos diéramos, porque nuestros políticos fueran los más reconocidos a nivel mundial, y sobre todo sus dependencias (militares, oficinistas de gobierno en especial los de los trámites burocráticos, policías, jueces, etc) fueran ejemplos a seguir. Y que se olviden por completo de los planes más bélicos y fascistas que les comparten sus vecinos del norte, mejor que se pongan a trabajar y dejar de especular con guerras y narcos, mejor, hagan las cosas que saben hacer y sobre todo, quieran y cuiden a su país, a sus vecinos, a sus familias, a sus compatriotas mexicanos y del resto del mundo. ¡Órale!
Galex.
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La paradoja de Juárez y su Ciudad.

En Cd. Juárez han tenido lugar terribles atrocidades que ilustran muy bien los extremos a los que puede llegar el capitalismo y la explotación del hombre por el hombre. Quisiera comenzar con la cuestión económica y el contexto de las maquilas que han permitido que la pobreza y la desigualdad florezcan gracias al terreno fértil de un gobierno incompetente, corrupto y que pretende dar una facha de moralina pasada de moda.

Y ojo, que Cd. Juárez es una metáfora del mundo. Las características de Cd. Juárez, han sido propiciadas por una insuficiencia en la generación de empleos dignos. Mujeres que diariamente exponen su vida al trabajar a altas horas de la noche, en jornadas extenuantes y desgastantes, para recibir un sueldo miserable y hasta insultante. Es la demostración en la vida real de que el trabajo es la esclavitud del cuerpo y del alma dentro del sistema de capitalismo. ¿O no? ¿No es esa vida igual a la de un esclavo? Sólo que el tirano es multiforme: el tirano es un monstruo invisible: su mente son los empresarios transnacionales, su mano son las maquilas, su ojo es el gobierno cómplice y entreguista.

Hablando de Derechos Humanos, se supone que se tiene derecho a un trabajo digno, a una alimentación adecuada, a una educación, a servicios de salud, etc. Cuando los estados se comprometen a respetar, y a hacer respetar los derechos humanos no es una promesa efímera. Y nuestro país está comprometido ante la comunidad mundial de seguir ciertos estándares que en Cd. Juárez no han sido cumplidos del todo. ¿Qué digo?. ¿Dónde están los policías? Cometiendo ilícitos. Transgresión: quién debería defender la ley y hacerla cumplir está violando la garantía individual del derecho a la seguridad: ¿para qué? para enriquecerse o para sobrevivir en un ambiente que no deja muchas más opciones. ¿Y las autoridades? Favoreciéndose de tan penosa situación. Transgresión: quienes deben establecer políticas de beneficio colectivo y orden, están violentando la ley y pisoteando el ejercicio de la administración pública. ¿Y los delincuentes? ¿Cuáles? Ya hablamos de ellos. Acaso nos falte hablar de los de cuello blanco. Transgresión: empresarios que se enriquecen con el sudor de empleados sub-alimentados, con poca educación, que viven en condiciones deplorables de salud mental y física. Trabajando por unos cuantos pesos, para tener que llevarse a la boca, un taco o una torta, y tratar de dormir un poco para descansar de la tremenda friega que se han llevado en las maquilas. Y los beneficiarios: los empresarios transnacionales. A costa del sufrimiento ajeno. La propiedad privada siempre conlleva una responsabilidad social: no debe eludirse. Hay gente tan estúpida en las esferas de poder que la propiedad privada es como adueñarse de la tierra y de las personas.

Una vez establecido el contexto que de por sí ya es bastante inhumano, injusto, ruin, depravado y antidemocrático: hablemos de las muertas.

Imagínarse que la propia integridad está cada momento en peligro, ha de ser horrible. Yo he tratado de pensar en ello, pensar que un día no veré más mi familia y que su sufrimiento no terminará con mi desaparición, sino que días o tal vez años después se enterarán de que me encontraron muerto, violado o quemado, apuñalado, destazado. Cuanto sufrirán pensando en las torturas a las que fui sometido. Es algo que me llena de terror, y yo no vivo en Cd. Juárez. Tal vez no puedo imaginar siquiera lo que es eso. Dicen que desde 1993 han sido desaparecidas más de 400 mujeres, generalmente jovencitas.

Yo tengo una sola conclusión, el gobierno ha sido incapaz de comprometerse de verdad con los derechos humanos y no brinda a todos sus ciudadanos por igual, el derecho a la seguridad, al trabajo digno y a una vida con estándares mínimos de desarrollo, ni siquiera mínimos. Prueba de ello es que las familias de estas mujeres escasamente consiguen apoyo de las autoridades (que encima se atreven a prohibir el uso de faldas y atuendos provocativos, caramba, si hace mucho que se supero la idea medieval retrógrada de que la mujer es la fuente de pecado, de corrupción, de suciedad). ¡Qué torcida debe estar una sociedad que permite en sus gobernantes ese tipo de excusas ante su incapacidad para controlar la porquería que ha invadido todas las instituciones!.

El problema no es de Cd. Juárez, es de todo México, de LatinoAmérica, del Mundo, Cd. Juárez es solamente un síntoma de toda la porquería que invade las instituciones, aunque en Chihuahua la situación ha sido alarmante porque las condiciones de miseria y corrupción en la frontera han permitido que todo lo torcido salga a la luz.

Han hecho falta diez años de irresponsabilidad del gobierno, decenas de documentales, cientos de editoriales y un enérgico Informe de Amnistía Internacional, para que las muertes de tantas pobres mujeres sean tomadas en cuenta por una sociedad apática y por un gobierno irresponsable.

Transgresiones: a la dignidad humana, a los valores elementales que deben guiar a una sociedad: la justicia en la aplicación de la ley (y no es pleonasmo en este caso), la equidad de género, etc. Al derecho a un salario justo, a gozar del fruto del propio trabajo, a la libertad de tránsito, a la confianza en el futuro... al derecho a no sufrir violencia basada en el sexo.

La pregunta absurda es ¿hasta cuando?

Y la cosa no parece mejorar. Ahora la economía mundial afecta a las pobres muchachas que tienen que vender en el mejor de sus casos su futuro por unas cuantas monedas, para irla pasando ahí, con un trabajo de la chingada: malcomiendo, maldurmiendo. Digo, en el mejor de los casos, porque el panorama no es tan alentador para todos: las maquilas despiden gente porque se van a China. Y la pobreza aumenta, y la delincuencia aumenta, y cuando se pensaba que era una vida de supervivencia (no de auténtica vida), las cosas comienzan para esas mujeres, ¿en qué van a trabajar?. Tendrán que migrar a las ciudades del interior del país. O viajar a los Estados Unidos, persiguiendo el sueño americano, para encontrar una muerte más rápida, pero igualmente cruel en el desierto o en algún burdel. No es una exageración, es la realidad que ellas viven. Y que nosotros dentro de nuestra comodidad (que se debe a un golpe de suerte porque nacimos en una familia y no en otra, en esta ciudad y no en aquella), nos dejamos ir en apatía. Ni siquiera protestamos enérgicamente. ¿O le exigimos al gobierno que cumpla con su deber a cabalidad? ¡Que el gasto público se gaste en la gente!
Que absurdas suenan nuestras palabras al borde de este tercer milenio. Qué olvidados están los diccionarios. Empolvados, sucios, olvidados. ¿Qué otra explicación? La democracia ya no se entiende como el poder del pueblo. La justicia es injusta. La pobreza es un don del cielo. Las culpables son ellas por ser pervertidas y provocar a los piadosos hombres con sus carnes diabólicas... que los incitan a pecar y a matarlas sin piedad. La culpa se la echamos al gobierno: pero el gobierno es un reflejo de una sociedad llena de llagas purulentas y contaminada de porquerías en sus valores. Transgresiones, las que quieran. Las que salen a la vista o las que aún no consideramos... a ver si podemos seguir creyendo que no todo está tan mal, que también hay cosas positivas y que hay un futuro justo, bello, bueno y feliz.

Ciertamente lo hay. Un futuro justo. Un futuro feliz. Un futuro bueno. Y hasta bello. Pero... ¿es para todos?

Dos preguntas y dos respuestas:
¿Cuántos mártires de la economía tienen que inmolarse en una vida de pobreza y esclavitud ideológica? ¿Cuántos, para que otra parte de la humanidad resulte beneficiada con una buena alimentación, una buena educación y una vida divertida y encantadora: MODERNA?

La respuesta para los egoístas: muchos, muchísimos, es el cauce natural de las cosas. No todos podemos ser felices, ni ricos, ni justos.

La respuesta para los altruistas, para los soñadores, para los utopístas: NINGUNO. Ni uno sólo. Nadie debe pisotear la dignidad de otro hombre.

Recordemos la frase del propio Juárez, que le dio nombre a esa ciudad: “Entre los individuos como entre las naciones: El respeto al derecho ajeno es la paz”. Y decía mi abuelito que la conservación de los dientes. Y no sólo eso: no sólo la paz: también la justicia, una vida bella, una vida buena, una vida feliz.

EL RESPETO AL DERECHO AJENO.

Y nada más.

Servantez.